El teteo

Hace más de 527 años

El areito y el teteo, el rito de la cohoba y el consumo de Cerveza marca Taina, en los terrenos de la Catedral Primada de América.

Al Dr. José Silié Ruíz.
Eminente sabio de la Neurología. Con admiración y enorme gratitud.


Por José-Dorín-Cabrera.
Domingo 22 de agosto de 2021

SAN PEDRO DE  MACORÍS, R.D. (VI).-  No es una nueva conducta social, festiva, dicharachera. Estamos teteando hace más de 527 años en toda la geografía taina, como sucedió en el asentamiento taino que existió donde hoy se encuentra sembrada la Catedral Primada de América.

El areito de ayer, al igual que el teteo de hoy, adoptaba diferentes manifestaciones: aniversarios, ascensos, bodas, profecías, cerveza, fiestas, alucinógenas…
Excepto “…Los areitos dedicados a los cemíes no estaban acompañados de bebidas…”. Roberto Cassa. Los tainos de la Española. UASD. 1974. P. 175.

El areito se teteaba al ritmo de cantos bailados y fraseados coralmente, al compás de maracas de madera o de higüeros, tamboras de tronco ahuecado colocado en el suelo golpeado con un mazo, fotutos o trompetas de caracol, flautas de cañas o huesos.

Si observamos las pictografías tainas en sus corrales ceremoniales, su agrupamiento es el teteo de hoy. Cada cultura posee nuevas formas de expresión que en determinadas circunstancias nacen, crecen, se marchitan y, en ocasiones, vuelven. Como el teteo.


Es mi amigo Marcel Proust, con una macita untada de té en las manos, el que me dice en su novela maestra, sobre la memoria y la búsqueda del tiempo perdido, primera parte, Por el camino de Swann “…el recuerdo de cierta imagen no es más que la añoranza de…caminos…fugitivos como los años…”.

Tainos y tainas se ripiaban voluptuosamente la cintura para ripiar el perico.

Hacían figuras con el cuerpo, vestidos con su mejor vestido de gran belleza, adornándose con sartas de caracoles y semillas, cuya sonoridad ayudaba a mantener el ritmo del baile y del teteo.

En el rito cohobal

Se buscaba la sintonía con mensajes cemíticos esnifando polvos alucinógenos, uno de esos polvos era el tabaco (voz taina) en forma de rapé “…bien secos…y bien molidas…”, dice Las Casas de Bartolomé, otrora judío converso, encomendero, inquisidor arrepentido.

Estos polvos se hacían con majadores líticos de la cultura taina, bien esculpidos en forma humana o de animales, que le imprimían un carácter ceremonial mítico al momento de pulverizar las semillas.

Los cemíes eran manifestaciones simbólicas que transmitían conceptos profundos “…que están más allá de la mente consciente…”. Carl G. Jung. El hombre y sus simboles. Madrid. 1974. Esa extraña línea de pensamiento es coincidente con las deidades que transmiten lenguajes simbólicos a través de imágenes alegóricas, que conectan con los atributos inherentes a los dioses.

Algunos de esos polvos alucinógenos, sus agentes químicos crean en el ojo lo que los fisiólogos llaman “fosfenos” provocando visiones por un largo período.

La fábrica de Cerveza marca Taina.

“…que emborrachaba más que el vino de Castilla…”, tal vez, imitando a Noé
-labrador de viña- el primer borracho de la historia universal, que embriagado, quedó desnudo en medio de su tienda. Sem y Jafet cubrieron a su padre con el manto de la vergüenza. La vergüenza de la bebida comienza con su descubrimiento.

A pesar, de que la Biblia celebra a Noé antes de condenarlo. En las culturas primitivas el ser buscaba experiencias sobre naturales y el alcohol se constituyó en un rito sagrado porque la cerveza, el vino, le brindaba fuerzas vitales que le hacía creer conexiones con el poder de un Dios, intentando escapar del correr del tiempo… Ya Isaías 28 había dicho “…Ay de la pretenciosa corona de los borrachos…sacerdotes y profetas…aturdidos por vinos y cervezas…”.

Es una ironía del devenir cultural de la historia que siempre ha necesitado de sus tragos. Alcohol es un vocablo árabe -alkuhl, metal tóxico antimonio- y a los árabes se les prohíben las bebidas alcohólicas.

“…Si bien es cierto que en el período prehispánico de nuestra historia no existían ni aguardiente ni ron, ya que nuestros aborígenes no conocieron el cultivo de la caña de azúcar, sí hubo otras bebidas…”. José Chez Checo. El ron en la historia dominicana. Tomo I. Amigo del hogar. 1988. P. 121

“…Los aborígenes de las Antillas elaboraban un tipo de cerveza a base de procedimiento de yuca y de maíz…la cerveza dejó de ser elaboraba por los aborígenes tiempo después de la conquista de España, por pérdida de tradiciones culturales prehispánicas entre los nacidos tras la conquista española…”. Roberto Cassa. Historia de la cerveza en R. D. Colección Grupo E. León Jimenes. 2003. P. 2.

Girolam Benzoni, afirma en La historia del Nuevo Mundo. Venecia. 1565, que “…las mujeres tainas masticaban el maíz y tras triturarlo y formar una especie viscosa, lo escupían en un plato u hoja, de donde era trasvasado a una tinaja en la que se mezclaba con otros ingredientes…”. Esta versión fue insertada por Samuel Hazard en su libro “Santo Domingo, su pasado y presente”. 1974. P. 13-14.

El almidón de cereales como el maíz se podía convertir en alcohol masticando y escupiendo la pulpa del cereal en agua. La amilasa de la saliva convierte el almidón en azúcar. La saliva es agua y sales minerales como iones de sodio, potasio, cloruro, bicarbonato y fosfatos. Los iones cloruro activan la amilasa salival o ptialina, mientras que los bicarbonatos y fosfatos neutralizan el PH de los alimentos ácidos y evitan la corrosión bacteriana. La ptialina es una amilasa que hidroliza el almidón ya en la boca.

René Réamur (1683-1753) y Lázaro Spallanzani (1729-1799) precisaron la actividad digestiva del jugo gástrico o de la saliva, mucho antes de que el fenómeno de la catálisis -enzimas- fuese reconocido. El conocimiento de las enzimas condujo a la fermentación alcohólica. El análisis genómico del sarro de los tainos demuestra los alcances de esta fermentación…y preparación de bebidas diversas de los recursos disponibles.

Las mujeres tainas responsables de la siembra y cosecha agrícola, al igual que las otras mujeres de la prehistoria, tenían brazos y piernas más fuertes que los hombres. Tuvieron un papel crucial en las tareas agrícolas tainas. “…Fue la mujer la que inventó la agricultura…”. Karin Bojs, periodista científica me llamó para decirme lee en mi libro “…como inventamos la agricultura para fabricar cerveza...el alcohol fue la motivación poderosa para el impulso de la agricultura…la agricultura le debe mucho a las grandes fiestas y a la cerveza…”.

El teteo le encandilaba sus “habilidades cognitivas”.

El teteo, a través del areito, le encandilaba a tainos y tainas sus “…habilidades cognitivas sin la cronicidad del estrés y sin daños al núcleo ventral del tallo cerebral y el núcleo Accumbers, sobre áreas profundas del placer y de la alegría…”. La fiesta duraba horas y horas en el marco de una sociedad productiva, de solidaridad social y cooperativista, de tendencias asociativas, que amanecía hasta que acababa en postración. “…de forma que la misma borrachera es la que le da conclusión al areito…”. Chez Checo Op. Cit. P. 122.

Esta historia nunca se aclara ni con el olvido ni con el silencio. Camarada Pablo Neruda.

Antes, el jefe, el tequina, hacía el elogio del cacique o proponía aspectos de interés para la sociedad taina y se aseguraba de alimentar la memoria para que el pasado no se escondiera de sí mismo y le diera cabida al olvido, porque esta historia de siglos, no se aclara nunca con el olvido ni con el silencio.

“…El areito era un ejercicio agradable para mantener la memoria de la sociedad taina, las leyendas, el pasado, la historia, las tradiciones…era fiesta y canción, baile y rito al mismo tiempo…”. Marcio Veloz Maggiolo. Arqueología prehistórica de Santo Domingo. P. 224.

En el areito los tainos transmitían el relato de sus narrativas forjando la figura, la leyenda de un Dios creado en su cerebro para que habitara profundamente inexistente en un cielo infinitamente azul en las alturas. Y las imagenerías de los poderosos cemíes (espíritu) ancestros como el Yucahuamá, quien reveló que “…una gente vestida (colonización)…que los habría de dominar y matar…y que morirían de hambre…”.

527 años después, sería agradable preguntarle a don Bartolomé Colón, a través del celular.

¿Cómo fue el teteo que se produjo en el areito que la hermosa y bien dotada Cacica Anacaona y acompañantes, le celebraron a usted cuando se presentó en Jaragua en un ambiente de “Arcadia Feliz”? Anacaona, viuda y “desnuda como venus sobre espuma…”, la primera mujer presidente de dos cacicazgos, diplomática y compositora de canciones, exhibía un bello lugar silvestre perdido entre los hondos senderos de su oscuro objeto del deseo.

La Cerveza marca Taina.

Bartolomé, alabando el verdadero sabor de la Cerveza marca Taina y al ritmo festivo de la partitura musical y del teteo sintió que se le activó el “núcleo ventral del tallo cerebral”, cuando grandes pedazos de llamas y emociones incendiaban su falo erguido que, a cadencia furtiva, jadeante y presuroso, lo cobijó en el cobijo oscuro de aquel objeto del deseo.

La abundante escasez de vestuario de la imponente Anacaona.

Le produjo a Bartolomé una emocionante vergüenza libida que le estremeció la amígdala, que forma junto al hipocampo, el sistema límbico del cerebro el área más vieja del cerebro frontal, relacionada con las emociones.

Cuando el cerebro de Bartolomé fotografió la figura sensual de Anacaona, dos zonas de su cerebro, la corteza cingular anterior y la amígdala se iluminaron con optimismo y le sonrieron a su tallo cerebral.

Más de 527 años después de ese teteo en el encuentro de Anacaona y Bartolomé, aun se escuchan, muy quedamente, los quejidos de placer parecidos a los del sonido del saxofón.

Es que Bartolomé quedó saciado, encantado, lleno de alegría…y Anacaona también suspirando de placer.



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